TRANSMITIENDO LA PALABRA DE DIOS

viernes, 21 de enero de 2011

CONGRESO NACIONAL 2011




SABIAS QUE?

- Sabias que el sonido que emiten los patos (cuac), no emite eco y nadie sabe por qué.

- Sabias que las ratas y los caballos no pueden vomitar.

- El nombre de la zona de México conocida como Yucatán viene de la conquista, cuando un español le preguntó a un indígena cómo llamaban ellos a ese lugar. El indio le dijo: “Yucatán”. Lo que el español no sabía era que le estaba contestando: “No soy de aquí”.

- Sabias que el cocodrilo no puede sacar la lengua.

- Las manzanas son más eficientes que la cafeína para mantener a la gente despierta en las mañanas.

- La posición de los ojos de un burro le permite verse las cuatro patas al mismo tiempo.

jueves, 20 de enero de 2011

ENFRENTEMOS LA VIDA CON AMOR


“Necesitamos levantarnos cada mañana con una sonrisa en el rostro y mostrarle al mundo todo el amor en nuestro corazón; entonces la gente nos tratará mejor. Vamos a descubrir, sí que lo haremos, que somos tan hermosas como nos sintamos”. –Carol King

Hay magia en comportarnos en la manera en que queremos ser, aún cuando no lo sintamos todavía. La conducta parece mostrar el camino. La actitud, el estado mental, sigue.

Muchas veces pudiéramos no levantarnos con amor en el corazón para nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo. De hecho, tal vez quisiéramos que ellos nos mostraran su amor primero. Pero si les tocamos, les brindamos amor incondicional y nos enfocamos en sus necesidades, al amor nos será reciprocado diez veces y el acto de amarles levantará nuestro espíritu.

Conoceremos el amor; sentiremos amor por nosotros mismos y por mucha otra gente cercana a nosotros. La actitud que cultivamos, sea una de amor ó egoísmo, de inferioridad ó superioridad, habrá de determinar cómo nos afectan los eventos de nuestras vidas.

El principio es tan sencillo. Si enfrentamos la vida con amor, con una sonrisa, hallaremos amor y algo por lo que sonreír. Nuestra actitud hará de este día lo que será. Enfrentándolo de frente, con amor, nos asegurará un día hermoso.

Queridos Hermanos:

No cabe duda de que nuestra actitud al enfrentar cada día habrá de determinar, con mucho, cuánto disfrutemos y cuánto logremos durante el mismo. No es de extrañar entonces que las Sagradas Escrituras nos exhorten a llenarnos de la Palabra de Dios cada día, preferiblemente antes de iniciarlo. Esta práctica habrá de afectar sustancialmente la manera cómo veamos los distintos desafíos que enfrentemos. Al haber pasado un tiempo con el Señor al comenzar el día podremos discernir Su compañía y ayuda en cada circunstancia y sentir la seguridad de que “todas las cosas habrán de resultar para bien”… si bien ese “bien” no sea evidente de momento. Si no pasamos un tiempito con el Señor antes de iniciar el día de hoy, ¿qué tal si aprovechamos el tiempito de café en la oficina ó fábrica, o tal vez el receso entre clases en el colegio o la universidad para sintonizarnos? Hagámoslo y veremos la diferencia. Adelante y que Dios les bendiga.

¿Y TÚ, QUÉ DIRÍAS?


De pie y en fila junto con su pelotón del Ejército Rojo, Taavi ya había resuelto en su mente lo que iba a decir.

Los oficiales se dirigían hacia él y en el camino le hacían la misma pregunta a cada uno de los soldados en la fila:

-”¿Eres cristiano?” “No”, fue la respuesta. Entonces se acercaron al próximo: “¿Eres cristiano?” “No”, contestó.

Los jóvenes reclutas permanecían parados en atención, con la mirada fija hacia delante. Los interrogadores se acercaron un poco más al joven estonio de dieciocho años de edad, que había sido reclutado por el Ejército Rojo durante la ocupación de su país por los soviéticos.

Taavi era creyente desde hacía varios años. Aunque en su país solo se les permitía ir a la iglesia a los mayores de edad, la abuela de Taavi había compartido el evangelio con su joven nieto. Él había aceptado al Señor como su Salvador, y aunque no le era permitido asistir al templo, su abuela le enseñaba lo que iba aprendiendo durante a semana.

Los interrogadores se acercaron. Taavi nunca dudó de cuál sería su respuesta. Varios años atrás había tomado una firme decisión, pero aún así estaba nervioso. Cuando los oficiales llegaron a su lugar en la fila, le preguntaron: “¿Eres cristiano?” Sin vacilar, Taavi dijo con voz clara, “Sí”.

“Entonces ven con nosotros”, fue la orden del oficial a cargo. Taavi los siguió al instante. Subieron a un vehículo y se dirigieron hacia el edificio donde estaba la cocina y el comedor. Taavi no tenía la más mínima idea de lo que estaba por suceder, pero obedeció las órdenes.

Los oficiales le dijeron: “Te vamos a sacar del entrenamiento de combate. Eres cristiano y sabemos que no vas a robar, por lo tanto te vamos a colocar en la cocina”. En la cocina se gestaba la mayor operación de mercado negro del Ejército Rojo. En ella se llevaba a cabo el contrabando y la venta ilegal de alimentos para los hambrientos soldados. Ellos sabían que la presencia de Taavi reduciría el robo.

Cuando seas retado por causa de tu fe, levántate y proclama con audacia la verdad. Dios estará contigo y Él te recompensará tu fidelidad.

Mateo 5:13,14
Vosotros sois la sal de la tierra…
Vosotros sois la luz del mundo.

lunes, 17 de enero de 2011

PELICULA EL REY HA NACIDO

PARTE 1



PARTE 2



PARTE 3

INDICE DE PELICULAS PARA NIÑOS

>EL REY HA NACIDO

PREDICACION 14-NOV-2010

LA COBERTURA DE LA SANGRE (MAÑANA)


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PREDICACION 17-OCT-2010

DEFENSORES DE LA VERDAD DEL NOMBRE DE JESÚS (NOCHE)


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PREDICACION 17-ENE-2010

PARTE 1 (MAÑANA)


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PARTE 2 (MAÑANA)


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PARTE 3 (MAÑANA)


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PLAN DE SALVACIÓN

Que bueno que estás leyendo este artículo!

Queremos empezar diciéndote que, si aun no has tenido un encuentro personal con Dios, existe una inmensa separación entre tú y Él. Quizás en algún momento dijiste: "Soy buena persona porque no he matado a nadie ni he robado". Sin embargo, la Biblia (la palabra de Dios) dice: "No hay justo, ni aun uno... Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios." (Romanos 3:10 , 23).

A Dios no le agrada el pecado y Él castiga a el que practica pecado y por eso quiere que nos alejemos del pecado. La Biblia dice: "Porque la paga del pecado es muerte..." (Romanos 6:23 ). Tú y yo debíamos pagar la deuda que tenemos con Dios a causa del pecado que hemos cometido. Dios es justo y debe imponer la justicia. Sin embargo, Dios te ama a ti y me ama a mi y no quizo cobrarnos el precio debido. La Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Dios, sabiendo que nunca hubiesemos podido alcanzar su estandar, envió a Jesús, Su hijo, para que muriera en nuestro lugar, pagando el precio que debíamos pagar. Jesucristo, siendo eterno, decidió morir para que tú y yo no tengamos muerte eterna. La Biblia dice: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro".

Ya que sabes lo que Dios hizo por ti, qué debes TÚ hacer para ser salvo?

Como ya leiste más arriba, Jesús quizo pagar el precio de tu salvación y ahora solo queda que tú aceptes su pago. La Biblia dice: "...Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos 16:31 ). Qué? Así de simple? Sí! Simplemente habla con Dios diciendole que quieres ser salvo.
Dios dice en Su palabra: "que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." (Romanos 10:9 )

“Padre, sé que he quebrantado tus leyes y que mis pecados me han separado de ti. Estoy sinceramente arrepentido y ahora quiero apartarme de mi pasado pecaminoso y dirigirme hacia ti. Por favor, perdóname y ayúdame a no pecar. Creo que tu hijo Jesucristo murió por mis pecados, resucitó de la muerte. Invito a Jesús a que entre en mi corazón para sea el Señor de mi vida, a que gobierne y reine en mi corazón de este día en adelante. Por favor, envía tu Espíritu Santo para que me ayude a obedecerte y a hacer tu voluntad por el resto de mi vida. En el nombre santo de Jesús, amén.”

Si has hecho esta oración de salvación con verdadera convicción y de todo corazón, ahora eres un seguidor de Jesús. Esto es un hecho, te sientas o no diferente. Algunos sistemas religiosos pudieron haberte creado la idea de que deberías sentir algo: un tibio rubor, hormigueo, o alguna otra experiencia mística. El hecho es que podría ser así, como no podría serlo. Si hiciste la oración de salvación y entiendes lo que significa, ahora eres un seguidor de Jesús. La Biblia nos dice que tu salvación eterna ¡es segura! “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).

¡Bienvenido a la familia de Dios! Te animamos a que ahora busques una iglesia local, donde puedas ser bautizado y creer en el conocimiento de Dios a través de su Palabra… La Biblia.






CANTOS 16-ENE-2011



PREDICACION 16-ENE-2011

PREDICACION 10-ENE-2010


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MI CORAZON: EL HOGAR DE CRISTO

Esforzaos, y aliéntense vuestro corazón, todos vosotros que esperáis en el Señor. Salmo 31:24

Hace muchos años escuche una historia que me dejo una marca para siempre: una historia acerca de entregarle a Cristo la vida de uno, dejándole a Él el control total. He aquí la historia, contada por un amigo mío:

Una tarde invité a Jesucristo a mi corazón, ¡Qué entrada hizo! No fue algo espectacular ni emotivo, pero sí muy real. Algo sucedió en el mismo centro de mi vida. Llegó a las tinieblas de mi corazón y encendió la luz. Encendió un fuego en el hogar y expulsó el frío. Inició una música donde había habido solo silencio, y lleno el vacío con Su amorosa y maravillosa confraternidad. Jamás he lamentado haberle abierto la puerta a Cristo y nunca me arrepentiré.
En la alegría de esta relación recién comenzada, le dije a Jesucristo: "Señor, deseo que este corazón mío sea tuyo. Quiero que te establezcas aquí y te sientas como en tu casa. Todo lo que tengo te pertenece. Déjame mostrártelo todo".

La biblioteca

La primera habitación era el estudio, la biblioteca. En mi hogar esta habitación de la mente es muy pequeña con paredes muy gruesas. Pero es muy importante. En cierto sentido es la sala de control de la casa. Él entró y miró alrededor a los libros de los anaqueles, las revistas sobre la mesa, los cuadros en las paredes. Cuando seguí con la vista Su mirada, me sentí incómodo.
Era extraño que no me hubiese sentido avergonzado de esto antes, pero ahora que Él estaba allí, mirando todas esas cosas, me sentí turbado. Sus ojos eran demasiado puros para contemplar algunos de los libros que había allí. Sobre la mesa había algunas revistas que no debía leer un cristiano. En cuanto a los cuadros en las paredes -las imaginaciones y pensamientos de la mente-, algunos eran vergonzosos.
Sonrojado, me volví a Él y dije: "Maestro, se que esta habitación necesita cambios radicales. ¿Podrías ayudarme a convertirla en lo que debería ser, y traer todo pensamiento cautivo a tí?"
"Por supuesto -respondió, y agregó-: Primero que todo, toma todas las cosas que estas leyendo y mirando que no sean útiles, puras, buenas y verdaderas, y tíralas. Después, pon en los anaqueles vacíos los libros de la Biblia. Llena la biblioteca con Escrituras y 'medita en ellas día y noche' (Josué 1:8). En cuanto a los cuadros en las paredes, te va a ser dificil controlar esas imagenes, pero aquí tengo algo que te ayudará". Me dió un retrato en tamaño natural de Sí mismo. "Cuelga esto en el centro -dijo-, en la pared de la mente".
Lo hice y a lo largo de los años he descubierto que cuando mis pensamientos están centrados en Cristo mismo, Su pureza y poder hacen retroceder a los pensamientos impuros. Así que Él me ha ayudado a traer mis pensamientos cautivos.

Comedor

Pasamos al comedor, el cuarto de mis apetitos y deseos, donde usualmente pasaba bastante tiempo. El Señor se sentó en una mesa a mi lado y me preguntó: “¿Qué hay para comer?” Le contesté que teníamos mis platos favoritos: huesos, desperdicios, puerros, y cebollas venidos directamente de Egipto. Puse la comida delante de él y no dijo nada, pero observé que no lo comía, hasta que, después de un rato, comentó: “Yo tengo una comida que comer, que tu no sabes… Si deseas comida realmente satisfactoria, busca la voluntad del Padre y no tu propio placer. Trata de agradarme y esa comida te satisfará.” Allí frente a la mesa, me dio un bocado de la alegría de hacer la voluntad de Dios. No hay nada como eso en el mundo entero. ¡Qué sabor exquisito! ¡Qué vitalidad! ¡Cuán nutritivo!.

La sala

De allí fuimos a la sala, que tenía un ambiente cómodo y acogedor. El Señor me dijo: “Esta es una habitación realmente encantadora. Vengamos con frecuencia. Es tranquila y silenciosa, buena para tener comunión.” Como creyente que había nacido poco antes, me entusiasmé. Entró a la sala y tomó un libro de la Biblia, que empezamos a leer juntos. Mi corazón ardía mientras revelaba el amor y la gracia que tenía para mí. Eran horas maravillosas. Pero poco a poco, nuestros encuentros se hacían más breves. No sé por qué, pero empecé a sentirme muy ocupado como para pasar unas horas con él. Al fin, las entrevistas no solo se acortaron sino que pasaba días enteros sin ellas.
Una mañana, cuando bajaba apurado las escaleras, vi abierta la puerta de la sala. Vi ardiendo el fuego de la chimenea y al Maestro sentado. De repente, pensé: “Es mi huésped. Yo lo invité a entrar y no lo estoy atendiendo como debo.” Con mucha vergüenza, le dije: “Maestro, perdóname. ¿Has estado aquí todas las mañanas?” “Si”, me respondió, “yo te dije que estaría contigo todas las mañanas para encontrarme contigo. Recuerda que te amo. Me costó mucho redimirte y aunque no desees disponer de un poco de tiempo para tener comunión, hazlo por mí, aunque también sea para tu bien.”

El taller

Casi enseguida me preguntó si tenía un taller en casa. En el subsuelo de mi corazón, había un banco de carpintero y algunas herramientas, pero las utilizaba poco. Lo llevé allí. Miró y dijo:”Está bien instalado. ¿Qué estás produciendo?” Miró unos juguetes amontonados sobre el banco y volvió a preguntar: “¿Todo lo que produces para el reino de Dios son estos juguetitos?” Bien, Señor” le respondí; “sé que no es mucho, y quiero hacer más, pero después de todo, parece que no tengo fuerza ni capacidad para más”. “¿Quieres trabajar mejor?”, preguntó. Sé que eres poco diestro, pero el Espíritu Santo es el Maestro Artesano y si él controla tus manos y tu corazón, obrará por medio de ti.” Se puso detrás de mí, colocó sus manos debajo de las mías y, tomando las herramientas, comenzó a trabajar. Cuanto más yo reposaba, Más pudo hacer él con mi vida.

La sala de recreación

Después preguntó si tenía alguna habitación para distraerme. Estaba deseando que no me lo preguntara. Pero una noche, cuando salía para encontrarme con algunos amigos, me detuvo con una mirada. “Si sales esta noche quiero acompañarte”, dijo.
Algo turbado, atiné a decirle: “No creo, Señor, que realmente desees salir ahora. Vamos mañana a la reunión de oración. Pero hoy tengo otro compromiso.” “Lo lamento. Creí que cuando entré en tu casa, íbamos a compartir todo, a ser socios: estoy listo a acompañarte.” “Bueno, dije entre dientes; podemos ir a alguna parte mañana”. Pasé varias horas de tortura. ¿Qué clase de amigo era yo al dejarlo deliberadamente para ir a un lugar que sabía que le desagradaba?
Cuando regresé, vi que su luz seguía encendida. Subí para hablar con él. “Señor, he aprendido la lección. No puedo estar alegre sin tu compañía.”Y entonces fuimos al cuarto de diversiones y él lo transformó. Trajo nuevos amigos, y la música y la risa volvieron a oírse en casa.

El armario del corredor

Un día me esperaba en la puerta. “Hay un olor extraño en la casa”, dijo. “Olor a algo muerto y me parece que es del armario de arriba”. Enseguida me di cuenta de qué se trataba. Efectivamente, arriba había un armario con llave. Y adentro yo había guardado algunas cositas, que no deseaba que él viese. Sabía que eran cosas muertas, pero las quería y tenía que admitir que aún estaban allí.
Subimos y me indicó que la abriese. Entonces yo me enojé. Le había entregado la biblioteca, la sala, el comedor, el taller, el cuarto de diversiones, y ahora me estaba preguntando acerca de un pequeño armario. Parecía comprender que me había enojado, y me dijo: “Si crees que voy a quedarme donde hay un olor tan fuerte, te equivocas. Me voy afuera.” Y comenzó a bajar las escaleras. Vencido, le dije: “Te daré las llaves, pero tendrás que abrir el armario y limpiarlo. Yo no tengo fuerzas.” Le pasé la llave y él abrió y lo dejó no sólo limpio, sino pintado. Y entonces me vino al pensamiento. “Señor, ¿es posible que tomes a tu cargo la dirección de toda la casa y obres en ella como hiciste con el armario? ¿Tomarás la responsabilidad “de hacer que mi vida sea lo que debe ser”? Se le iluminó el rostro. “Es justamente lo que deseo. No podrías ser nunca un cristiano victorioso con tu propia fuerza. Déjame que obre en ti y por ti. Pero no soy más que un invitado. No tengo autoridad aquí”. Caí de rodillas y le dije: “Señor, es verdad, tú has sido el invitado y yo el dueño de la casa. Desde hoy seré el criado y tú el Señor.” Corrí a la caja fuerte, tomé el título de propiedad y lo traspasé a su nombre. “Aquí tienes todo lo que soy y tengo” le dije. “Dirige tú la casa. Yo me quedaré contigo como siervo y amigo”:


¡Cuantas cosas han cambiado y en qué medida, desde que Jesucristo ha hecho de mi corazón su hogar!

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